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“MAY THE 4TH BE WITH YOU”: ASÍ IBA A SER AL OSCURO FINAL DE ‘STAR WARS: EL RETORNO DEL JEDI’

George Lucas tenía pensado algo muy diabólico que habría dado al traste con el futuro de la saga

Redacción 40
04/05/2021

Hoy, 4 de mayo, es el día de Star Wars. Los fans de la saga esperan a esta emblemática fecha para reunirse, los cosplayers preparan sus caras indumentarias cinéfilas y los menos freaks, aquellos que simplemente disfrutan de una de las mejores sagas de ciencia-ficción de todos los tiempos, deciden meterse entre pecho y espalda una maratón de películas. O, al menos, eso es lo que harían de no haber una pandemia de por medio. Quizás el traje más utilizado y seguro de esta temporada sea el de Darth Vader.

Otros, los más jóvenes, se debaten entre escoger la trilogía intermedia (los episodios de La amenaza fantasmaEl ataque de los clones y La venganza de los Sith) y la reciclada por J. J. Abrams y Disney en El despertar de la fuerzaLos últimos Jedi y El ascenso de Skywalker. Un último bando prefiere ir al universo de las series para encontrar la respuesta, y la brillante The Mandalorian (puedes leer nuestra opinión aquí) se alzaría con el oro.

El debate que pudo no haber sido

Este debate, que a veces se convierte en una trifulca subida de tono, podría haber sido resuelto hace mucho, mucho, mucho tiempo por George Lucas, el creador de Star Wars. De haber proliferado su diabólica inventiva, escuchar May the Force be with You (Que la fuerza te acompañe) nos daría escalofríos y para nada nos recordaría a aquel mensaje lleno de esperanza y fuerza.

Lucas y Lawrence Kasdan, guionista de las películas originales, tenían una tétrica idea que habría cambiado de manera radical la percepción que tenemos de la saga Star Wars, de Luke Skywalker y de la esencia espiritual y pureza de valores que desprenden los jedi. La propuesta de Lucas fue que la tercera parte de la trilogía original, el episodio VI, se llamara La venganza del Jedi en vez de El retorno del Jedi, y fuera mucho más oscura y violenta, incluyera algunas muertes de personajes queridos (Han Solo perecía en un tiroteo a mitad de la película, tras ser rescatado) y tuviese un final completamente inesperado. Un plot twist en toda regla.

El boceto del guion proponía que tras la lucha entre Darth Vader y Luke Skywalker, aquel mítico duelo de espadas láser en el que el tirano líder de la Estrella de la Muerte confesaba al héroe jedi que era su padre, Luke cogería la cabeza de su progenitor, le quitaría el casco y se lo pondría. “Ahora yo soy Vader“, exclamaría, y emprendería una brutal caza contra la resistencia, destrozaría sus tropas y lideraría la galaxia a través de una tiranía absolutista. Con Han Solo muerto, la princesa Leia sería la única heroína superviviente.

El malvado Luke Skywalker

Una transcripción de una entrevista entre Lucas y Kasdan decía lo siguiente: “Luke se quita la máscara. La máscara es la última cosa. Luke se la pone y dice: ‘Ahora yo soy Vader’. ¡Sorpresa! El giro de trama definitivo. ‘Ahora iré a matar a los rebeldes y gobernaré el universo'”. Kasdan, emocionado, respondió que eso era “lo que debía pasar”.

Una idea que Lucas finalmente rechazó porque la venganza no es una de las principales cualidades de los jedi. Además, no habría tenido sentido un cambio de actitud tan drástico tras la actitud de Luke durante las dos primeras películas, la unión fraternal que desarrolló con sus compañeros de viaje y sus pasajes filosófico-existencialistas con Yoda. George Lucas finalmente le dijo a Kasdan que Star Wars era “una película para niños” y no podía acabar tan mal.

Damos gracias por la buena elección de Lucas. De lo contrario, quizás nunca habríamos visto una trilogía intermedia. O, si hubiese sido inevitable tenerla, habría sido muy diferente de como la conocemos ahora.

 

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